Érase una vez, un pequeño trovador que vivía en un pueblo en el que soplaba el viento saligarda. Cuando se hacía de día y el sol brillaba, se estaba muy bien, pero a partir del atardecer el saligarda refrescaba y tenían que ponerse una capucha, barretina o sombrero. Tan fastidioso era el viento que a las doce de la noche no había ninguna taberna abierta. El pequeño trovador se dedicaba entonces a buscar y a encontrar melodías y, buscando, buscando, compuso canciones que pregonaban: “Tsss, tsss! ¡Eh! Estoy aquí, pero tú no me ves”. Con todo, el pequeño trovador era de no parar un momento y, si estaba ocioso, se aburría. El pueblo en seguida se le hizo pequeño. Y así es como LA TROBA KUNG-FÚ presenta su segundo disco, A la panxa del bou (Chesapik, 2010).